Entradas

Mostrando entradas de enero, 2018

El juramento dicástico en Demóstenes 24, Contra Androción

Imagen
El juramento dicástico en Demóstenes 24, Contra Androción Los ciudadanos atenienses que habían cumplido treinta años, edad en que podían presentarse para ser elegidos miembros de un jurado de la Heliea, estaban obligados a pronunciar el juramento dicástico. La reconstrucción de lo que podía haber sido la fórmula concreta del juramento dicástico se expone en Biscardi (1970) pp. 219-232 , Tood (1993), p. 83 y pp. 54-55 y Harrison  (1968-1971) p. 48. Se reconstruye a partir del texto de Pólux, Onomástico VIII. 10 y de las alusiones de los oradores, especialmente del fragmento de Demóstenes. 24. 149-151. Incluía el compromiso de juzgar «en conformidad con la ley» (κατὰ τοὺς νόμους) y «según la opinión más justa» (γνώμῃ τῇ δικαιοτάτῃ), es decir, se obligaban a juzgar utilizando la equidad (ἐπίκεια) en los casos concretos en que pudiera haber una laguna del sistema legislativo o un conflicto entre la equidad y la ley ( Biscardy 1970) . La mención explícita de esta última fórmu

Faro octubre 2004. Otium et Negotium – As Antíteses na Antiguidade Faro octubre 2004

Imagen
La primera vez que entré en contacto con los helenistas portugueses, entre los que tengo tantos amigos,  fue en el 2003, cuando participé en el coloquio  'Otium et Negotium- As Antítesis na Antiguidade', organizado por Adriana Nogueira en la Universidade do Algarve. Allí empezaron la serie de Conferencias internacionales que se fueron sucediendo sin solución de continuidad y que me forzaron a mejorar mi ni nivel de Inglés, o mejor, a darme cuenta de que no era tan malo y era capaz de desenvolverme con cierta, no mucha, dignidad. También me di cuenta de que uno podía comunicarse el un idioma como este: en el que yo soy especialista y para el que Portugal, sin necesidad de traductores simultáneos, es un buen sitio donde ejercitarse. Son unos cracks en cuestión de idiomas. En el 2003 me decidí por fin a pedir la acreditación como profesor titular de Universidad. Estaba D. Manuel García Teijeiro en el tribunal y, como me la denegaron, escribió a Moralejo porque se sentía

Mi primer viaje a Grecia. Delfos 1996.

Imagen
En 1996 visité Grecia por primera vez. Asistí a un seminario de tres semanas organizado por el Consejo de Europa en el Centro Cultural de Delfos. https://www.eccd.gr/en/ . La llegada fue complicada por diferentes motivos, unos debidos a mi salud (acababa de pasar por el quirófano), otros a que coincidió que el día de llegada era el mismo en el que tenía que examinarme de oposiciones a Cátedra, lo que me obligó a desvincularme del grupo y finalmente hubo una serie de coincidencias por las que perdí el control de mi persona, creo que en parte debido a que el cansancio no me dejó tener resortes para tomar las decisiones adecuadas. Si recuerdo con detalle y horror mi llegada, recuerdo con la misma nitidez la vuelta, esa sensación que deja Grecia (a la que volví muchas veces después) y que se te queda grabada en la mente cuando cierras los ojos y te ves sumergida en aquel grandioso paraje que bloquea otros recuerdos durante mucho tiempo. Percibía la imagen en varias dimensiones: la a

Odas Olímpicas de Píndaro. Traducción al portugués.

Imagen
El año pasado por estas fechas estaba preparando la presentación del libro de la traducción al portugués de las OdasOlímpicas de Píndaro que publicó la editorial Abysmo y que llevó a cabo el profesor de Filosofía de la Universidade Nova de Lisboa, António de Castro Caeiro . António me había pedido prologase su traducción. Las Olímpicas son composiciones poéticas compuestas para celebrar el triunfo de los vencedores en los Juegos Olímpicos, los más importantes de los celebrados en Grecia. Además de su carácter de competiciones deportivas, los Juegos Olímpicos sirvieron para mantener el espíritu de unión de toda Grecia, pues durante su celebración se proclamaba una tregua sagrada y se suprimían los enfrentamientos entre las distintas Polis. Por todo ello, estas composiciones triunfales no solo servían para enaltecer las condiciones atléticas del vencedor, sino que eran también una ocasión de exaltar los ideales griegos de belleza y fuerza corporal que proclamaban al hombre perfe

Alemania. Verano de 1989. Preludios de la Deutsche Wiedervereinigung

Imagen
Corría el verano de 1989. Yo estaba trabajando en mi tesis doctoral, algo que había compatibilizado  con el trabajo en el Instituto en Ferrol hasta precisamente aquel año, en el que me concedieron una licencia por estudios y pude trasladarme a vivir a Santiago y dedicar un tiempo del que hasta entonces no había dispuesto. Fue un año de mucho aislamiento, de un aislamiento al que no estaba acostumbrada, pues hasta entonces mi dedicación al estudio, movido por un afán tan digno de elogio como solo mucho después he podido comprobar, se limitaba a las 14 horas que sacaba los fines de semana. 14 horas que eran el único descanso de que disponía y que gustosamente invertía en estudiar. Ahora lo pienso y no me lo creo. Era lo que hoy he traducido con mis alumnos, φιλομαθία.  Pues siguiendo con el relato, aquel invierno del 88-89, conseguí una licencia por estudios y me trasladé a vivir a Santiago. Me pagaban por estudiar. Creo que fue el primer año que se ofertaron esas licencias y una

Moby Dick. La simbología mítica del destino

Imagen
En el capítulo primero de Moby Dick, Melville justifica su decisión irracional de lanzarse a la mar invocando como testigos  autorizados a personajes míticos e históricos del mundo grecolatino. Su conducta atípica y su poder divino dan muestra de que la humanidad en su conjunto, y no solo el protagonista, advierten un desajuste insano entre la razón y el instinto que actúa en ellos como una fuerza poderosa que les arrastra hacia comportamientos extravagantes.  Son en definitiva estos seres 'supra' o 'para'- humanos quienes gobiernan el destino. A Poseidón , dios del mar, es a quien primordialmente culpa Ismael de haber puesto en su corazón el insensato deseo aventurero de  embarcarse voluntariamente en la   un ballenero aun presintiendo para este viaje un  desenlace mortal: ¿Por qué los antiguos persas consideraban sagrado el mar? ¿Por qué los griegos le dieron una divinidad aparte, un hermano del propio Júpiter? Cierto que todo esto no carece de signi