Odas Olímpicas de Píndaro. Traducción al portugués.
El año pasado por estas fechas estaba
preparando la presentación del libro de la traducción al portugués de las OdasOlímpicas de Píndaro que publicó la editorial Abysmo y que llevó a cabo el profesor
de Filosofía de la Universidade Nova de Lisboa, António de Castro Caeiro. António
me había pedido prologase su traducción.
Las Olímpicas son composiciones poéticas
compuestas para celebrar el triunfo de los vencedores en los Juegos Olímpicos,
los más importantes de los celebrados en Grecia. Además de su carácter de competiciones
deportivas, los Juegos Olímpicos sirvieron para mantener el espíritu de unión
de toda Grecia, pues durante su celebración se proclamaba una tregua sagrada y
se suprimían los enfrentamientos entre las distintas Polis. Por todo ello,
estas composiciones triunfales no solo servían para enaltecer las condiciones
atléticas del vencedor, sino que eran también una ocasión de exaltar los
ideales griegos de belleza y fuerza corporal que proclamaban al hombre perfecto
parecido a los dioses.
Es en la lírica coral, el género de
composiciones que Píndaro cultiva, donde germina la retórica del elogio y se
desarrollan los recursos de persuasión convencionales que después compilaría Aristóteles
en su Retórica. Píndaro compone sus poemas consciente de que su
misión es elogiar y persuadir a los oyentes de la excelencia del elogiado,
término que Aristóteles define como ‘la capacidad de generar bienes y de
conservarlos; una capacidad creadora de múltiples y grandes beneficios de toda
clase y referidos a todo’ cuyos componentes son los tópicos a los que Píndaro
recurre: ‘la justicia, la valentía, la moderación, la magnificencia, la
magnanimidad, la liberalidad, la afabilidad, la sensatez y la sabiduría’(Arist.
Rhet. I.9). Las grandes realizaciones
tienen para Píndaro ‘sed de cantos’ y
buscan la alabanza poética y al poeta que -agraciado con el don (χάρις)
de las musas- sea capaz de calmar con su poesía esa sed. Gracias a su tarea,
los que han dado muestra de sus cualidades físicas y morales pueden recibir el elogio
y el reconocimiento que merecen, pues -como diría Aristóteles- 'las mayores
excelencias son las más beneficiosas para los demás y la excelencia es en sí misma, una capacidad
creadora de beneficios’. El canto de Píndaro transciende de este modo, como
también decía Aristóteles, el ser concreto para dirigirse al hombre en general.
Por eso piensa en todos los hombres cuando canta al
individuo y eso obscurece y condensa su discurso, pues su locución no narra
sino que alude y recuerda lo que los oyentes ya conocen.
Leer y traducir a Píndaro es un placer en
el que se recompensan las horas de estudio invertidas en aprender griego
clásico. La traducción de Píndaro obliga a combinar la reflexión profunda y la
expresión precisa y poética y exige un gran dominio de la lengua griega.
Dice Píndaro que (O.7.45) ‘A veces, sin
que lo advirtamos, llega del olvido una nube,y aparta nuestras acciones lejos del
recto camino de que habíamos previsto para ellas’ ἐπὶ μὰν βαίνει τε καὶ λάθας ἀτέκμαρτα
νέφος, καὶ παρέλκει πραγμάτων ὀρθὰν ὁδὸν ἔξω φρενῶν, pidámosle a Zeus poder
mantener una vejez animosa (O. 5, 22) φέρειν γῆρας εὔθυμον ἐς τελευτάν.
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