Faro octubre 2004. Otium et Negotium – As Antíteses na Antiguidade Faro octubre 2004


La primera vez que entré en contacto con los helenistas portugueses, entre los que tengo tantos amigos,  fue en el 2003, cuando participé en el coloquio  'Otium et Negotium- As Antítesis na Antiguidade', organizado por Adriana Nogueira en la Universidade do Algarve. Allí empezaron la serie de Conferencias internacionales que se fueron sucediendo sin solución de continuidad y que me forzaron a mejorar mi ni nivel de Inglés, o mejor, a darme cuenta de que no era tan malo y era capaz de desenvolverme con cierta, no mucha, dignidad. También me di cuenta de que uno podía comunicarse el un idioma como este:

en el que yo soy especialista y para el que Portugal, sin necesidad de traductores simultáneos, es un buen sitio donde ejercitarse. Son unos cracks en cuestión de idiomas.

En el 2003 me decidí por fin a pedir la acreditación como profesor titular de Universidad. Estaba D. Manuel García Teijeiro en el tribunal y, como me la denegaron, escribió a Moralejo porque se sentía obligado a darle una explicación. Pensó que en todas partes se seguía una dinámica similar, que los catedráticos se preocupaban de impulsar la carrera docente de la gente que había trabajado con ellos, pero no era mi caso. Moralejo no tenía ni idea de que yo había solicitado la acreditación y me llamó muy sorprendido por la carta, en la que decía que lo que me faltaba fundamentalmente eran estancias en el extranjero. 
Yo que no tenía muy claro qué era lo que quería o lo que era capaz de hacer, no estaba ni molesta ni fastidiada, pero si que empecé a barajar la posibilidad de hacer contactos en el extranjero y, como el extranjero más próximo era Portugal, empecé por ahí. 
Vi en unos de los servidores que en la Universidade do Algarve, Adriana Nogueira organizaba un coloquio titulado 'Otium et Negotium- As Antítesis na Antiguidade' y como en ese momento estaba trabajando en cómo argumentan los oradores cuando tienen la ley  a favor y cuando la tienen en contra, pensé que entraba en el tema y escribí a Adriana preguntando si podría hacer la comunicación en español. Adriana que es una mujer lista, positiva y dinámica, me dijo que por supuesto y que además me invitaba a dar unas sesiones sobre el tema para que pudiera así entrar en el programa de intercambio de Erasmus y me costease el viaje. Se lo agradecí mucho y me puse manos a la obra.
El viaje a Faro fue un poco pesado a la ida, porque tuve que hacer tres escalas y mucho más pesado a la vuelta porque perdí una de las conexiones y tuve que esperar en Barajas horas y horas, pero la estancia en Faro compensó aquello.
Adriana había organizado el coloquio pensando en que hubiera una sola sala de sesiones, lo cual por una parte obligaba a convivir a la gente joven con la más experta y. por tanto a aprender y recibir sugerencias. Allí experimenté por primera vez la cortesía de los portugueses, su amabilidad que quizá a alguien le pueda parecer adulación pero que no lo es. Otra ventaja de estar siempre en el mismo lugar es que nunca se producía un vacío grande en una comunicación.
Hubo comunicaciones interesantes, otras no tanto, pero lo que si que recuerdo fue el clima tan amable que se creó entre todos.
Los extranjeros formamos como una piña con los portugueses que amablemente nos llevaron a ver los sitios pintorescos.
El último día fuimos a hacer una visita a los yacimientos arqueológicos de la zona que se observan bien en esta página. Después Iselda, una portuguesa, pensó que sería interesante comer juntos los que nos quedábamos aquel día. Vino con nosotros un chico muy simpático, José Joaquim, que nos llevó a un sitio típico donde se comía un pescado excelente y después nos repartimos en varios coches para ir a la playa. Allí conocí también a Luís Pereira y a su entonces novia Daniela, con los que después coincidí en Braga. Había también dos chicas griegas, un italiano, Giovani,  y algunos americanos, John Thornburn entre ellos.
Por la noche volvimos a quedar para cenar en un Centro Comercial. Lo pasamos muy bien.

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