Diario en prisión. El cardenal recurre la sentencia. Card. George Pell. Palabra 2021




 Estoy leyendo el diario en prisión del cardenal Pell, el obispo al que acusaron falsamente de pederastia y que sufrió una condena larga y dolorosa sobre todo por lo injusto del hecho. 

https://www.palabra.es/diario-en-prision-2636.html

El libro cayó en mis manos por casualidad. Se lo pedí a una amiga para ojearlo y la verdad es que pensé que se lo iba a devolver al día siguiente, pero curiosamente me engancho. 

No suelo leer libros de cardenales ni eclesiásticos cercanos al vaticano porque me gusta más el cristianismo de a pie, pero este me enganchó por varias razones. 

La primera es que es un diario. Los diarios siempre me han gustado. Reflejan la rutina diaria que es lo más difícil de sobrellevar. Hace falta mucha disciplina para escribir un diario. Yo de hecho lo he intentado muchas veces y no he sabido continuar. Los diarios recogen como ningún otro género el impacto en la sensibilidad y la razón que los acontecimientos cotidianos dejan en alguien. De hecho Tolstoi escribía un diario para aprender a describir sus sentimientos. Son, por otra parte, como una especie de purificación, porque dejar por escrito lo que a uno le afecta, en cierto modo libera y sana. 

La segunda es porque recoge un momento de encierro. En este año todos hemos experimentado esa sensación de distinto modo pero en mi caso de forma muy aguda. Empecé el año con un covid de dos meses, seguí con un encierro postraumático después de un accidente, he pasado días atendiendo a mi madre sin salir apenas de casa y finalmente la ruptura del pie me ha obligado a guardar reposo en una habitación sin prácticamente comunicarme. No es extraño que esa rutina autoimpuesta en cierto modo me resulte familiar y me reconforte. Al igual que él dividía mi tiempo entre rezos, tele, pasatiempos, lecturas, películas y conversaciones con amigos. 

En tercer lugar porque yo también he sido víctima de una condena injusta y no tuve el valor de reaccionar como él. Es difícil hacer acopio de fuerza y documentos que te defiendan. Por otra parte me convencieron los jueces de que era mejor para todos acatar el veredicto y dejar pasar el tiempo. No creo que obrara bien pero estaba tan desbordada y tan desconcertada por lo que me estaba pasando que preferí tomarme tres meses sabáticos (uno sin sueldo de condena y otros dos con sueldo de baja) y aproveché el haber estado trabajando en un proyecto con el que puede permitirme una estancia breve en Estados Unidos, algo que de otro modo habría sido impensable. 

En fin, que me está gustando mucho el libro. 

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