En busca de los pilares de Europa
ÚSC Facultade de Filosofía de Santiago de Compostela. Participacición como ponente en el IV
Curso Gerardo Fernández Albor: Los Pilares de Europa: Filosofía griega, derecho
romano y cristianismo. Ponencia inicial el 21/03/2014 con el título ‘La
filosofía griega y las raíces de la Cultura Europea.
UN tópico muy extendido afirma que la idea de Europa surge de la confluencia de la filosofía griega, el derecho romano y el cristianismo. Es una idea feliz que reúne a tres de las principales raíces históricas del viejo continente y, por añadidura, de eso que llamamos “cultura occidental”.
Mas ¿qué hay de cierto en el tópico? Lo sabremos a partir del próximo viernes, día 21 de marzo, porque a las ocho de la tarde comienza en la Facultade de Filosofía de la USC el IV Curso Gerardo Fernández Albor, titulado Los pilares de Europa: Filosofía Griega, Derecho Romano y Cristianismo. Durante tres viernes consecutivos, una selecta nómina de profesores universitarios analizarán cada uno de estos tres temas.
En primer lugar, la profesora Mª José Martín Velasco analizará la aportación de los griegos, aquellos soñadores que pensaron por primera el mundo por el mero placer de pensar. El viernes siguiente, día 28, otra profesora, en este caso la catedrática de Filosofía del Derecho Milagros Otero Parga, valorará la incidencia de los principios del Derecho en la conformación del viejo continente. Se clausura el curso con una mesa redonda titulada El cristianismo y la idea de Europa, en la que participarán los profesores Agustín Dosil Maceira (USC), Eduardo López Pereira (UDC) y Francisco Buide del Real (ITC).
Será una oportunidad para pensar Europa desde una perspectiva diferente, que tiene que ver con sus raíces históricas, culturales y filosóficas. Si pueden, no se lo pierdan.
Mas ¿qué hay de cierto en el tópico? Lo sabremos a partir del próximo viernes, día 21 de marzo, porque a las ocho de la tarde comienza en la Facultade de Filosofía de la USC el IV Curso Gerardo Fernández Albor, titulado Los pilares de Europa: Filosofía Griega, Derecho Romano y Cristianismo. Durante tres viernes consecutivos, una selecta nómina de profesores universitarios analizarán cada uno de estos tres temas.
En primer lugar, la profesora Mª José Martín Velasco analizará la aportación de los griegos, aquellos soñadores que pensaron por primera el mundo por el mero placer de pensar. El viernes siguiente, día 28, otra profesora, en este caso la catedrática de Filosofía del Derecho Milagros Otero Parga, valorará la incidencia de los principios del Derecho en la conformación del viejo continente. Se clausura el curso con una mesa redonda titulada El cristianismo y la idea de Europa, en la que participarán los profesores Agustín Dosil Maceira (USC), Eduardo López Pereira (UDC) y Francisco Buide del Real (ITC).
Será una oportunidad para pensar Europa desde una perspectiva diferente, que tiene que ver con sus raíces históricas, culturales y filosóficas. Si pueden, no se lo pierdan.
La filosofía griega y las raíces de la
cultura europea
IV curso Gerardo Fernández Albor
Los
Pilares de Europa: Filosofía griega, derecho romano y cristianismo
Viernes,
21 de marzo del 2014. Facultad de Filosofía, USC
I. La vida social. 1. Difícil.
2. Necesaria porque es un constituyente
de la naturaleza del hombre.
3.
Plural.
4. Establecida sobre el diálogo.
5. Regular la riqueza.
6. Prevenir la violencia.
II. Las leyes 1. Las leyes
como garantía de la convivencia.
2. Ley común/universal. Ley general. Equidad.
3. Igualdad y diversidad en la ley.
4. Racionabilidad de la ley.
5. la ley tiene un propósito moral.
III. La educación 1.
Crear hábitos. Optar libremente por la virtud.
2.
Educación para lo necesario y educación para el ocio.
3.
Educación de lo racional y de lo pasional.
4. Factores que determinan el obrar humano: la naturaleza, el
hábito y la razón.
5. Educación para la paz
I.
La vida social
1.
Difícil.
Pol.
1263a15 La convivencia y la comunidad en todas las cosas humanas es difícil
(...) en los viajes en la mayoría de los
casos surgen diferencias por cosas cotidianas.
2.
Necesaria porque es un constituyente de la naturaleza del hombre.
Pol.
1253a28-30 En todos existe por naturaleza la tendencia hacia tal comunidad (…) el
que no puede vivir en comunidad o no necesita nada por su propia suficiencia
(...) es una bestia o un dios.
Pol.
1278b19 Aun sin tener necesidad de ayuda recíproca, los hombres tienden hacia
la convivencia y se unen por participar en el bienestar común, porque el hombre
es por naturaleza un animal político.
3.
Plural.
Pol.
1261a17. La ciudad es por su naturaleza una cierta pluralidad, y al hacerse más
una, de ciudad se convertiría en casa, y de casa en hombre, pues la casa es más
unitaria que la ciudad y el individuo más que la casa. Pero aun si alguien
fuera capaz de hacer esto, no debería hacerlo porque destruiría el fundamento
de la ciudad.
Pol.
1261b30. El que todos digan lo mismo está bien, pero no es posible y no conduce
en absoluto a la concordia.
Pol.1263b32.
Una ciudad sin multiplicidad es una ciudad que casi no lo es, una ciudad de
rango inferior, como si se hiciese de la sinfonía una homofonía o del ritmo un
solo pie.
4.
Establecida sobre el diálogo
Po.
1253a La razón por la cual el hombre es un ser social es evidente.....la
naturaleza no hace nada en vano y el hombre es el único animal que tiene
palabra. ...la palabra es para manifestar lo conveniente y lo perjudicial, así
como lo justo y lo injusto...
Lisias, Discurso
Funerario. Así como es cosa de fieras ser dominados por la fuerza los unos
por los otros, a los hombres, en cambio, les corresponde definir con la ley lo
justo, persuadir con la palabra y servir de hecho a ambas, gobernados por la una
y aleccionados por la otra.
Platón,
Critón. Será dañino y más para quien
menos se debe, irse sin haber persuadido antes a la ciudad.
Isócrates,
Antídosis. Lo que diferencia a los
griegos de los demás y lo que les hace ser los primeros no está en los cuidados
de la guerra, ni en que os gobernéis mejor, ni en que conservéis muy bien las
leyes que os dejaron los antepasados, sino en aquellas normas que han educado
mejor para el pensamiento y la palabra a la naturaleza humana frente a los
demás animales, a la raza de los griegos frente a la de los bárbaros.
5. Regular la riqueza.
Pol. 1257b32. Parece evidente que
necesariamente haya un límite de cualquier riqueza, pero en realidad vemos que
sucede lo contrario. Pues todos los que trafican aumentan sin límite su caudal...
algunos creen que esa es la función de la economía y acaban por pensar que hay
que conservar o aumentar la riqueza indefinidamente. La causa de esta
disposición es el afán de vivir y no de vivir bien.
EN
1120a5. Las cosas útiles pueden ser usadas bien o mal, y la riqueza pertenece a
las cosas útiles y el que posee la virtud relativa a una cosa usa mejor de
ella; usará, pues, mejor de la riqueza el que posee la virtud relativa al
dinero, y éste es el hombre liberal. El uso del dinero parece consistir en
gastarlo y darlo; en cambio, la ganancia y la conservación son más bien
posesiones. Por eso, es más propio del hombre liberal dar a quienes se debe,
que recibir de donde no se debe y no recibir de donde debe y no recibir de
donde no debe. Pues es más propio de la virtud hacer bien que recibirlo,
practicar lo que es hermoso más que dejar de practicar lo que es
vergonzoso"
Pol.
1258b4. En la usura la ganancia procede del mismo dinero, y no de aquello para
lo que éste se inventó.
EN1121b20.
La deficiencia en dar y el exceso en tomar.
6. Prevenir la violencia.
Pol.
1267a2. Gozar y saciar sus deseos, pues, si sus deseos van más allá de lo
necesario, para su apaciguamiento delinquirán... los mayores delitos se cometen
por causa de los excesos y no por las cosas necesarias.
II.
Las leyes
1. Las leyes como garantía de la
convivencia.
Pol.
1263b35. Las costumbres, la filosofía y las leyes.
Pol.
1279ª18 los regímenes que tienen como objetivo el bien común son rectos, según
la justicia absoluta; en cambio, cuantos atienden sólo al interés personal de
los gobernantes, son defectuosos y todos ellos desviaciones de los regímenes
rectos, pues son despóticos y la ciudad es una comunidad de hombres libres.
2. Ley común/universal. Ley general. Equidad.
Rh.
1368b5 Ley escrita es la ley particular por la que se gobierna cada ciudad
Rh.
1373b7 Ley común no escrita sobre las que parece haber un acuerdo unánime en
todos (…) algo comúnmente considerado como justo o injusto por naturaleza,
aunque no exista comunidad ni haya acuerdo entre los hombres.
Rh
1354b El juicio del legislador no se aplica para un caso particular, sino que
es universal.
Pol.
1269a2 Las leyes deben ser modificadas de tiempo en tiempo porque buscan no lo
tradicional sino lo bueno.
3. Igualdad y diversidad en la ley.
EN
1131b35. En las relaciones entre individuos, lo justo es, sin duda, una
igualdad y lo injusto una desigualdad
EN
1132a5 la ley debe tratar a todos como iguales.
EN
1132b30 En las asociaciones es esta clase de justicia la que mantiene la
comunidad, la reciprocidad basada en la proporción y no en la igualdad. Pues es
por una acción recíprocamente proporcionada por lo que una ciudad se mantiene
unida.
4. Racionabilidad de la ley.
Pol. 1272b6. La ley debe ser una norma segura.
Rh. 1354b7-11
El miembro de una asamblea y el juez tienen que juzgar inmediatamente sobre
casos presentes y determinados, a lo que muchas veces les viene ya unida la
simpatía, el odio y la conveniencia propia, de suerte que ya no resulta posible
establecer suficientemente la verdad, y más bien oscurecen el juicio razones de
placer o pesar.
Pol 1287b6 Todo lo que la ley parece no poder
definir, tampoco un hombre podría conocerlo. Pero la ley, al educar a propósito
a los magistrados, les encarga juzgar y administrar las demás cosas con el
criterio más justo. Y además les permite rectificarla en lo que por
experiencia, les parezca que es mejor que lo establecido. Así pues, el que
defiende el gobierno de la ley, parece defender el gobierno exclusivo de la
divinidad y de la inteligencia; en cambio el que defiende el gobierno de un
hombre añade también un elemento animal; pues tal es el impulso afectivo y la
pasión pervierte a los gobernantes y a los hombres mejores. La ley es por tanto
pasión sin deseo".
5. la ley tiene un propósito moral.
Pol.
1280b8. Para la ciudad que verdaderamente sea considerada tal, y no solo de
nombre, debe ser objeto de preocupación la virtud, pues si no la comunidad se
reduce a una alianza militar ... y la ley resulta un convenio y... una garantía
de los derechos de unos y otros pero no es capaz de hacer a los ciudadanos
buenos y justos.
Pol.
1280b8. Una ciudad es la comunidad de familias y aldeas para una vida perfecta
y autosuficiente, y ésta es, según decimos, la vida feliz y buena. Por consiguiente,
hay que establecer que la comunidad existe con el fin de las buenas acciones y
no solo de la convivencia.
EN
1179a35. No radica en contemplar y conocer todas las cosas sino en
realizarlas. (...) y con respecto a la
virtud no basta con conocerla, sino que hemos de procurar tenerla y
practicarla, o intentar llegar a ser buenos de alguna otra manera.
Pol.
1180b 24. Quien desea hacer a los hombres mejores ha de intentar llegar a ser
legislador.
III. La educación
Pol.1310a. Lo más importante para que perduren los
regímenes (…) es la educación. Pues nula sería la utilidad de las leyes más
beneficiosas y ratificadas por todo el cuerpo de ciudadanos, si estos no están
acostumbrados y educados en el régimen, democráticamente si las leyes son
democráticas.
EN 1169b18-19.
Aristóteles proyecta así sobre el individuo todo lo que ha establecido sobre el
buen gobierno. Parece como si la causa de que una ciudad esté bien gobernada y
el fin del buen gobierno fueran en definitiva lo mismo: la felicidad como fin y
la virtud como causa.
1.
Crear hábitos. Optar libremente por la virtud.
Pol.1336a19.
Para todos los hábitos que puedan adquirir es mejor acostumbrarlos desde el
mismo principio de su vida, pero acostumbrarlos progresivamente
Pol.
1336b34. Lo malo se hace extraño a los jóvenes y sobre todo cuanto contiene
depravación y malignidad.
Pol.
1337b15. No es indigno del hombre hacer las cosas por sí mismo o por los amigos
o por una excelencia, pero si se hace a menudo por otras personas puede parecer
que se obra como un jornalero o esclavo.
Pol. 1333b27. El gobierno de hombres libres es
más noble y más conforme a la virtud que el gobierno despótico.
2.
Educación para lo necesario y educación para el ocio.
Pol.
1333a30. La vida tomada en su conjunto se divide en trabajo y ocio, en guerra y
paz y de las acciones unas son necesarias y útiles y otras nobles.
Pol.
1338b2. El buscar en todo la utilidad es lo que menos se adapta a las personas
magnánimas y libres.
EN
11224a1. La magnanimidad es como el ornato de las demás virtudes, pues las
realza. Por eso es tan difícil ser magnánimo de verdad.
EN
1177b4. Hay que considerar que la felicidad implica el ocio, ya que trabajamos
para que haya tiempo libre y llevamos a cabo guerras para conseguir la paz
Pol.
1333a41. Un hombre debe ser capaz de trabajar y guerrear pero más aún, de vivir
en paz y tener ocio y llevar a cabo las acciones necesarias y útiles, pero
todavía más las nobles. Por consiguiente, a estos objetivos hay que orientar la
educación de los que aún son niños y de las demás edades, que necesitan
educación.
Pol.
1310a16. En las democracias que pasan por ser las más democráticas ha
prevalecido lo contrario de lo conveniente; la causa de ello es que definen mal
la libertad...pues no debe ser considerado una esclavitud el vivir de acuerdo
con el régimen, sino una salvación.
3.
Educación de lo racional y de lo pasional.
Pol.1310a20.
Si se puede dar la falta de dominio en el individuo también se puede dar en la
ciudad.
Pol.
1327b36. Para dejarse conducir dócilmente por el legislador hacia la virtud,
los hombres tienen que ser de natural inteligente y animoso (…) pues es el
corazón el que produce la amabilidad y ésta es la facultad del alma por la que
amamos”.
Pol.1328a5.
El sentido de la autoridad y el de la libertad deriva para todos de esa
facultad, pues el corazón es dominador e invencible.
4.
Factores que determinan el obrar humano: la naturaleza, el
hábito y la razón.
Pol.1332a11.
Primero hay que ser hombre por naturaleza y no otro animal cualquiera, y, por
tanto, con cierta cualidad de cuerpo y alma.
EN
1179b22. Está claro que la parte de la naturaleza no está en nuestras manos,
sino que está presente en aquellos que son verdaderamente afortunados por
alguna causa divina.
Pol.
1332b31. Hay algunas cualidades que no
sirve de nada poseerlas de nacimiento, pues los hábitos las hacen cambiar.
Algunas cualidades en efecto, por naturaleza son susceptibles a través de los
hábitos de inclinarse hacia lo peor y hacia lo mejor.
EN
1179b25. El razonamiento y la enseñanza no tienen quizá fuerza en todos los
casos, sino que el alma del discípulo, como tierra que ha de nutrir la semilla,
debe primero ser cultivada por los hábitos para deleitarse u odiar las cosas
propiamente, pues el que vive según sus pasiones no escuchará la razón que
intente disuadirlo ni la comprenderá, y si él está así dispuesto ¿cómo puede
ser persuadido a cambiar?
Pol.
1332b3. Ya que los demás animales viven principalmente guiados por la
naturaleza; algunos en pequeña medida también por los hábitos; pero el hombre
además es guiado por la razón. Él solo posee razón (...) Muchas veces,
efectivamente, los hombres actúan mediante la razón en contra de los hábitos y
de la naturaleza, si están convencidos de que es mejor actuar de otra manera.
Pol. 1334b9. Estos dos factores deben estar
entre sí en la más perfecta armonía, pues puede ocurrir a la vez que la razón
se engañe en la determinación y el principio fundamental mejor y que los
hábitos induzcan a error de manera semejante. (...) la razón y la inteligencia
son para nosotros el fin de nuestra naturaleza, de modo que en vista de estos
fines deben organizarse la generación y el ejercicio de los hábitos. En segundo
lugar, igual que el alma y el cuerpo son dos, así también vemos que existen dos
partes en el alma, la irracional y la dotada de razón y dos estados
correspondientes a estas partes, uno de los cuales es el deseo y otro la inteligencia;
pero igual que el cuerpo es anterior en la generación del alma, así también la
parte irracional a la dotada de razón. Esto es evidente, pues el coraje, la
voluntad y también el deseo se encuentran en los niños desde el momento mismo
de nacer, pero el raciocinio y la inteligencia nacen naturalmente al avanzar en
edad. Por ello, primero es necesario que el cuidado del cuerpo preceda al del
alma, y luego el cuidado del deseo; sin embargo el cuidado del deseo es en
función de la inteligencia, y el cuidado del cuerpo en función del alma.
5.
Educación para la paz
Pol.
1271b4. Los lacedemonios se mantuvieron mientras guerrearon, pero sucumbieron
al alcanzar el mando, porque no sabían estar ociosos ni habían practicado
ningún otro ejercicio superior al de la guerra.
Pol.
1338a40. Para no cometer errores en las compras particulares y para no ser
engañados en la compra y venta de objetos (…) porque el dibujo da capacidad de
contemplar la belleza de los cuerpos.
Pol.
1338b4. Puesto que es manifiesto que la educación debe hacerse antes por los
hábitos que por la razón, y antes en cuanto al cuerpo que a la mente, resulta
evidente que los niños deben ser entregados al maestro de gimnasia y al
entrenador deportivo; uno da al cuerpo una cierta disposición y el otro les
hace practicarla en los ejercicios.
Pol.
1336a25. (los jóvenes) consiguen el movimiento necesario para evitar la
indolencia de sus cuerpos.
Pol.
1337b28. Desarrolla la hombría.
Pol
1339a23. La música incita de alguna manera a la virtud, en lo que ella es
capaz; como la gimnasia proporciona al cuerpo ciertas cualidades, también la
música infunde ciertas cualidades al carácter, acostumbrándolo a poder
recrearse rectamente.
Pol.1340a14.
Como la música es una de las cosas agradables y la virtud consiste en gozar,
amar y odiar de modo correcto, es evidente que nada debe aprenderse tanto y a
nada debe habituarse tanto como a juzgar con rectitud y gozarse en las buenas
disposiciones morales y en las acciones honrosas. Y, en los ritmos y en las
melodías se dan imitaciones muy perfectas de la verdadera naturaleza de la ira
y de la mansedumbre, y también de la fortaleza y de la templanza y de sus contrarios y de las demás
disposiciones morales (y es evidente por los hechos: cambiamos de estado de
ánimo al escuchar tales acordes), y la costumbre de experimentar dolor y gozo
en semejantes imitaciones está próxima a nuestra manera de sentir en presencia
de la verdad de los sentimientos.
Pol.
1337b35 Hay que practicar los juegos en medio de los trabajos (pues el trabajo
fatigoso necesita del descanso y el juego es para descansar, mientras que el
trabajo va acompañado de fatiga y esfuerzo) por eso hay que introducir juegos
vigilando el momento oportuno de su uso, con la intención de aplicarlos como
una medicina, ya que el movimiento anímico que producen es un relajamiento, y
mediante este placer se produce el descanso.
Platón,
Leyes 643e. Nuestra argumentación no puede ser la de aquellos que creen que
tales cosas constituyen la educación, sino la de los que piensan en la
educación para la virtud desde la infancia, que hace al niño deseoso y
apasionado de convertirse en un perfecto ciudadano, con saber suficiente para
gobernar y ser gobernado en justicia... solo a esta consentiría en llamar
educación.
Pol.
1274b40. La ciudad no es más que una multitud de ciudadanos.
Pol.
1275a5. La ciudadanía en una democracia no la constituye el habitar en un lugar
determinado sino (Pol. 1275a25) el participar de las funciones judiciales y
deliberativas.
Pol.
1277a27. Un ciudadano es el que es capaz de mandar y obedecer bien.
Pol
1275b20. Una ciudad no es más que el conjunto de todos estos ciudadanos, suficiente
para vivir con autarquía.
Pol.
1277b10. Existe un cierto mando según el cual se manda a los de la misma clase
y a los libres. Ese decimos que es el mando político, que el gobernante debe
aprender siendo gobernado, como se aprende a ser jefe de caballería habiendo
servido en la misma, y general de infantería sirviendo a las órdenes de otro y
habiendo sido jefe de regimiento y jefe de compañía. Por eso se dice y con
razón que no puede mandar bien quien no ha obedecido. La virtud de estos es
distinta, pero el buen ciudadano debe saber y ser capaz de obedecer y mandar y
esa es la virtud del ciudadano: conocer el gobierno de hombres libres bajo sus
dos aspectos a la vez.
Pol.1277b9.
Conoce el gobierno de los hombres libres y (...) manda a los de la misma clase.
Pol.
1292a9. En las ciudades que se gobiernan democráticamente (...) los ciudadanos
mejores ocupan los puestos de preeminencia; pero donde las leyes no son soberanas,
ahí surgen los demagogos.
Pol.
1273b14 Cuando la ciudad no es pequeña es constitucional y más democrático que
participen muchos de las magistraturas, pues la participación común es mayor y
cada una de ellas se cumple mejor y más rápidamente.
Conclusión
Pol.
1264a4. Casi todo está ya descubierto, pero algunas ideas no se han recogido y
otras, aunque se conocen no se ponen en práctica.
Pol.
1291b 34. Pues si la libertad, como algunos suponen, se da especialmente en la
democracia, y también la igualdad, esto se lograría especialmente si todos
participan en el mayor grado posible y por igual en el gobierno. Y como el
pueblo es mayoría y la decisión de la mayoría es soberana, este régimen es
necesariamente una democracia.
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