La naturaleza de la ciencia histórica y su finalidad según Aristóteles


En dos conocidos textos de la Poética Aristóteles define y valora la tarea del historiador: 
 Po. 1451a36-b11 
No es misión del poeta el contar las cosas que han sucedido, sino aquellas que podrían suceder, es decir, las que son posibles según lo verosímil o lo necesario. Pues el historiador y el poeta no se diferencian por expresarse en verso o en prosa (pues se podría poner en verso la obra de Heródoto, pero sería un tipo de historia lo mismo en verso que en prosa), sino por esto: por decir el uno lo sucedido y el otro lo que podría suceder. Por esta razón la poesía es más filosófica y más seria que la historia. Pues la poesía dice más bien lo universal, y la historia lo particular. «Universal» es el tipo de cosa que corresponde hacer o decir a cierto tipo de persona con arreglo a lo verosímil o lo necesario: a esto aspira la poesía, aunque luego asigne nombres propios a los personajes. «Particular» es, por ejemplo, qué hizo Alcibíades o qué le pasó. 
οὐ τὸ τὰ γενόμενα λέγειν, τοῦτο ποιητοῦ ἔργον ἐστίν, ἀλλ᾽ οἷα ἂν γένοιτο καὶ τὰ δυνατὰ κατὰ τὸ εἰκὸς ἢ τὸ ἀναγκαῖον. ὁ γὰρ ἱστορικὸς καὶ ὁ ποιητὴς οὐ τῷ ἢ ἔμμετρα λέγειν ἢ ἄμετρα διαφέρουσιν (εἴη γὰρ ἂν τὰ Ἡροδότου εἰς μέτρα τεθῆναι καὶ οὐδὲν ἧττον ἂν εἴη ἱστορία τις μετὰ μέτρου ἢ ἄνευ μέτρων· ἀλλὰ τούτῳ διαφέρει, τῷ τὸν μὲν τὰ γενόμενα λέγειν, τὸν δὲ οἷα ἂν γένοιτο. διὸ καὶ φιλοσοφώτερον καὶ σπουδαιότερον ποίησις ἱστορίας ἐστίν· ἡ μὲν γὰρ ποίησις μᾶλλον τὰ καθόλου, ἡ δ᾽ ἱστορία τὰ καθ᾽ ἕκαστον λέγει. ἔστιν δὲ καθόλου μέν, τῷ ποίῳ τὰ ποῖα ἄττα συμβαίνει λέγειν ἢ πράττειν κατὰ τὸ εἰκὸς ἢ τὸ ἀναγκαῖον, οὗ στοχάζεται ἡ ποίησις ὀνόματα ἐπιτιθεμένη· τὸ δὲ καθ᾽ ἕκαστον, τί Ἀλκιβιάδης ἔπραξεν ἢ τί ἔπαθεν. 

 Po.1459a17-32 
Y conviene que las composiciones no se parezcan a las historias habituales en las que necesariamente se expone no una sola acción sino un solo período de tiempo, es decir, lo que en tal tiempo sucedía a una o más personas, aunque entre estos acontecimientos exista sólo una relación fortuita. Pues así como en el mismo año tuvieron lugar la batalla naval de Salamina y la batalla de los cartagineses en Sicilia, que no estaban dirigidas a un mismo fin, así también en la sucesión de los tiempos alguna vez un hecho ocurre después de otro sin que ambos tengan una finalidad común. Pero la mayoría de los poetas no actúan así. 
δῆλον, καὶ μὴ ὁμοίας ἱστορίαις τὰς συνθέσεις εἶναι, ἐν αἷς ἀνάγκη οὐχὶ μιᾶς πράξεως ποιεῖσθαι δήλωσιν ἀλλ᾽ ἑνὸς χρόνου, ὅσα ἐν τούτῳ συνέβη περὶ ἕνα ἢ πλείους, ὧν ἕκαστον ὡς ἔτυχεν ἔχει πρὸς ἄλληλα. ὥσπερ γὰρ κατὰ τοὺς αὐτοὺς χρόνους ἥ τ᾽ ἐν Σαλαμῖνι ἐγένετο ναυμαχία καὶ ἡ ἐν Σικελίᾳ Καρχηδονίων μάχη οὐδὲν πρὸς τὸ αὐτὸ συντείνουσαι τέλος, οὕτω καὶ ἐν τοῖς ἐφεξῆς χρόνοις ἐνίοτε γίνεται θάτερον μετὰ θάτερον, ἐξ ὧν ἓν οὐδὲν γίνεται τέλος. σχεδὸν δὲ οἱ πολλοὶ τῶν ποιητῶν τοῦτο δρῶσι. 

 Según su definición, la tarea del historiador es narrar los hechos pasados (τὰ γενόμενα λέγειν) vistos como sucesos particulares (τὸ δὲ καθ᾽ ἕκαστον), como «lo que hizo Alcibíades o qué le pasó» (τί Ἀλκιβιάδης ἔπραξεν ἢ τί ἔπαθεν) sin extraer de estos sucesos una generalización sobre «lo que podría ocurrir según la verosimilitud o la necesidad» (οἷα ἂν γένοιτο καὶ τὰ δυνατὰ κατὰ τὸ εἰκὸς ἢ τὸ ἀναγκαῖον), ni buscar una relación causal (ὧν ἕκαστον ὡς ἔτυχεν ἔχει πρὸς ἄλληλα) entre lo acaecido en un mismo período de tiempo (ἑνὸς χρόνου). 

En cuanto a la valoración dice que la poesía es más filosófica (φιλοσοφώτερον) y más importante (σπουδαιότερον) que la historia porque narra «cosas universales» (τὰ καθόλου) «lo que podría suceder», «lo que corresponde hacer o decir a cierto tipo de persona con arreglo a lo verosímil o lo necesario» (τῷ ποίῳ τὰ ποῖα ἄττα συμβαίνει λέγειν ἢ πράττειν κατὰ τὸ εἰκὸς ἢ τὸ ἀναγκαῖον). 

La cuestión de la valoración de la historia y la poesía hecha por Aristóteles en estos pasajes debe situarse (Weil 1960: 163) en su momento histórico y en concreto en el contexto de la polémica mantenida con Isócrates y Platón sobre el valor de la prosa y el menosprecio de la poesía. Platón no aceptaba que en su ciudad se cultivase la poesía de imitación ni cómica ni trágica, ni siquiera la de Homero, por considerarla carente de interés filosófico y de valor moral. 

En este sentido la crítica aristotélica a los procedimientos de los historiadores podría interpretarse como una réplica, como un intento no tanto de desprestigiar la historia como de reivindicar el valor filosófico de la poesía. 

La idea de imaginarse una poesía sin ornato o una prosa en verso respondería asimismo a las afirmaciones de Platón referentes al ornato poético y a la imposibilidad de la poesía para expresar valores morales. 
R. 601a-b
El poeta colorea cada una de las artes con palabras y frases aunque él mismo sólo está versado en imitar, de modo que a los que juzgan sólo en base a palabras les parezca que se expresa muy bien, cuando, con el debido metro, ritmo y armonía habla acerca del arte de la zapatería o acerca del arte del militar o respecto de cualquier otro; tan poderoso es el hechizo que producen estas cosas. Porque si se desnudan las obras de los poetas de colorido musical y se las reduce a lo que dicen en sí mismas, creo que sabes el papel que hacen, pues ya lo habrás observado. 

También Isócrates en varios discursos y particularmente en la Antídosis (353 a.C.), se muestra indignado por no estar tan bien considerado como los poetas y reivindica que se le reconozca a la prosa la calidad suficiente para expresar convenientemente los valores morales. 

La alusión concreta a Alcibíades se ha vinculado igualmente a un contexto polémico, esta vez con Tucídides. G.E.M de Sainte Croix (1992: 24) ve en este ejemplo una crítica al protagonismo del personaje en la Historia de la Guerra del Peloponeso, pues de otro modo sería extraño que se acordase de él Aristóteles, quien no lo menciona ni una sola vez en la Constitución de los Atenienses y sólo esporádicamente como protagonista de anécdotas bastante simples en otras obras. Tucídides, cuya obra es una de las fuentes fundamentales para la elaboración de la Constitución de los Atenienses, es silenciado por el filósofo de un modo deliberado y sorprendente, pues incluso evita citar su nombre en 18.4 cuando tiene que contradecirle abiertamente. 

El texto sería pues una crítica indirecta a la pretensión de Tucídides de hacer de su obra historiográfica una obra científica, una «adquisición para siempre» (Τh. I 22.4 κτῆμα εἰς αἰεί). Pippidí (1948: 485) interpreta la alusión en un sentido más favorable para Tucídides al que, en su opinión, Aristóteles no consideraba ἱστορικός sino un pensador político que escribía ξυγγραφή (Th. I 97.2) y no ἱστορία. 

 En cualquier caso esta valoración no puede interpretarse como un menosprecio de Aristóteles por una tarea, como es la de investigar la historia, a la que se dedicó (Jaeger 1993: 377 y Weil 1960: 95) más que ningún otro griego antes que él. De hecho es él quien por primera vez estudió directamente los documentos en los lugares en que registraban los datos. Pero esta labor de recopilación, estudio, clasificación y exposición del material investigado que llevó a cabo no adquiere en Aristóteles la categoría de ciencia o de filosofía, ni siquiera de lo que hoy llamaríamos historiografía, entendiendo como tal solamente un conocimiento y una exposición precisa de los datos y de las fechas de los acontecimientos (Casssani 1971: 33). Prueba de ello es que tanto en él como en Calístenes o Teofrasto, sus colaboradores más cercanos, encontramos lo que podría interpretarse como un desinterés por la precisión y por evitar la contradicción y la confusión de datos, como refleja el texto apuntado en la nota 25. 

La investigación histórica, al igual que la observación y constatación de datos en las ciencias naturales y el examen de las opiniones de los expertos en las ciencias teoréticas, es sólo el punto de partida sobre el que se fundamentan posteriormente las concepciones teóricas según el método adecuado a cada tipo de ciencia. 

En el caso de la historia, la información recopilada sobre las acciones humanas sirve de base para las ciencias relativas al hombre (Weil 1960: 97), especialmente al estudio de las condiciones definibles para la consecución de la felicidad en la Ética y del estado mejor en la Política. 

En las ciencias naturales de los datos aportados se extrae por inferencia causal un principio generalizador, una ley necesaria y universal que se aplica después a los casos particulares, pero en las ciencias humanas la incorporación de este material individual debe hacerse siguiendo un método diferente porque las acciones humanas por su propia naturaleza no son susceptibles de entrar en relación causal unas con otras y por tanto no pueden estar sometidas a necesidad sino que son contingentes (Bueno 1980: 95). La razón es que esas ciencias se mueven en el ámbito de la razón práctica, de la φρόνησις , en el que la necesidad no tiene cabida pues cada acto humano es siempre producto de una decisión libre y, por tanto, particular. El hecho de que no sea posible establecer un principio de carácter necesario que determine el acontecer previsible de los hechos humanos no significa que las ciencias humanas tengan que estudiarse siempre como un conjunto de datos particulares. Cabe admitir un cierto grado de generalización y es ésta la misión del conocimiento histórico, tal como se explica.
Metaph. 981a1-24
 La experiencia parece relativamente semejante a la ciencia y al arte, pero el hecho es que, en los hombres, la ciencia y el arte resultan de la experiencia. Y es que, como dice Polo, y dice bien, la experiencia da lugar al arte y la falta de experiencia al azar. El arte, a su vez, se genera cuando a partir de múltiples percepciones de la experiencia resulta una única idea general acerca de los casos semejantes. En efecto, el tener la idea de que a Calias tal cosa le vino bien cuando padecía tal enfermedad, y a Sócrates, e igualmente a muchos individuos, es algo propio de la experiencia; pero la idea de que a todos ellos, delimitados como un caso específicamente idéntico, les vino bien cuando padecían tal enfermedad (por ejemplo, a los flemáticos o biliosos o aquejados de ardores febriles), es algo propio del arte. A efectos prácticos, la experiencia no parece diferir en absoluto del arte, sino que los hombres de experiencia tienen más éxito incluso que los que poseen la teoría, pero no la experiencia (la razón está en que la experiencia es el conocimiento de cada caso individual, mientras que el arte lo es de lo general, y las acciones y producciones todas se refieren a lo individual: desde luego, el médico no cura a un hombre, a no ser accidentalmente, sino a Calias, a Sócrates o a cualquier otro de los que de este modo se nombran, al cual sucede accidentalmente que es hombre. Así pues si alguien tuviera la teoría careciendo de la experiencia, y conociera lo general, pero desconociera al individuo contenido en ello, errará muchas veces en la cura, ya que lo que se trata de curar es el individuo). 
καὶ δοκεῖ σχεδὸν ἐπιστήμῃ καὶ τέχνῃ ὅμοιον εἶναι καὶ ἐμπειρία, ἀποβαίνει δ᾽ ἐπιστήμη καὶ τέχνη διὰ τῆς ἐμπειρίας τοῖς ἀνθρώποις· ἡ μὲν γὰρ ἐμπειρία τέχνην ἐποίησεν, ὡς φησὶ Πῶλος, ἡ δ᾽ ἀπειρία τύχην. γίγνεται δὲ τέχνη ὅταν ἐκ πολλῶν τῆς ἐμπειρίας ἐννοημάτων μία καθόλου γένηται περὶ τῶν ὁμοίων ὑπόληψις. τὸ μὲν γὰρ ἔχειν ὑπόληψιν ὅτι Καλλίᾳ κάμνοντι τηνδὶ τὴν νόσον τοδὶ συνήνεγκε καὶ Σωκράτει καὶ καθ᾽ ἕκαστον οὕτω πολλοῖς, ἐμπειρίας ἐστίν· τὸ δ᾽ ὅτι πᾶσι τοῖς τοιοῖσδε κατ᾽ εἶδος ἓν ἀφορισθεῖσι, κάμνουσι τηνδὶ τὴν νόσον, συνήνεγκεν, οἷον τοῖς φλεγματώδεσιν ἢ χολώδεσι ἢ πυρέττουσι καύσῳ, τέχνης. πρὸς μὲν οὖν τὸ πράττειν ἐμπειρία τέχνης οὐδὲν δοκεῖ διαφέρειν, ἀλλὰ καὶ μᾶλλον ἐπιτυγχάνουσιν οἱ ἔμπειροι τῶν ἄνευ τῆς ἐμπειρίας λόγον ἐχόντων (αἴτιον δ᾽ ὅτι ἡ μὲν ἐμπειρία τῶν καθ᾽ ἕκαστόν ἐστι γνῶσις ἡ δὲ τέχνη τῶν καθόλου, αἱ δὲ πράξεις καὶ αἱ γενέσεις πᾶσαι περὶ τὸ καθ᾽ ἕκαστόν εἰσιν· οὐ γὰρ ἄνθρωπον ὑγιάζει ὁ ἰατρεύων ἀλλ᾽ ἢ κατὰ συμβεβηκός, ἀλλὰ Καλλίαν ἢ Σωκράτην ἢ τῶν ἄλλων τινὰ τῶν οὕτω λεγομένων ᾧ συμβέβηκεν ἀνθρώπῳ εἶναι· ἐὰν οὖν ἄνευ τῆς ἐμπειρίας ἔχῃ τις τὸν λόγον, καὶ τὸ καθόλου μὲν γνωρίζῃ τὸ δ᾽ ἐν τούτῳ καθ᾽ ἕκαστον ἀγνοῇ, πολλάκις διαμαρτήσεται τῆς θεραπείας· θεραπευτὸν γὰρ τὸ καθ᾽ ἕκαστον).

 El conocimiento histórico es, por tanto, un conocimiento de experiencia, de generalización sobre casos semejantes, que aplicado a las ciencias humanas permite teorizar sobre el comportamiento humano y hacer objeto de ciencia lo que de otro modo sólo sería susceptible de observación como fenómeno sometido al azar. La investigación histórica es, pues, el instrumento necesario para llegar a hacer una descripción y análisis de las situaciones concretas en componentes o factores universales. Del mismo modo que las ciencias de la naturaleza establecen tipos taxonómicos que se aplican como modelos para analizar y hacer comprensible el comportamiento empírico y contingente de los organismos, la historia humana determina tipos taxonómicos universales, tanto en lo referente a las formas de organización política, oligarquías, tiranías, democracias, dentro de las cuales se desenvuelve necesariamente la vida de la ciudad, como de modos de comportamiento que determinan los principios de la ética. 

 El conocimiento histórico es también una de las fuentes para la deliberación, uno de los referentes para la formación de los juicios prudenciales acerca de lo mejor, tanto en el terreno de la reflexión personal como de la discusión colectiva, cuando se trata de orientar rectamente las decisiones de gobierno (Bueno 198: 101). Es uno de los medios a los que se refiere cuando define la φρόνησις en el contexto de la virtud.
EN 1144a6
La obra del hombre se lleva a cabo por la prudencia y la virtud moral, porque la virtud hace recto el fin propuesto que hace rectos los medios para conseguir el fin. 
ἔτι τὸ ἔργον ἀποτελεῖται κατὰ τὴν φρόνησιν καὶ τὴν ἠθικὴν ἀρετήν· ἡ μὲν γὰρ ἀρετὴ τὸν σκοπὸν ποιεῖ ὀρθόν, ἡ δὲ φρόνησις τὰ πρὸς τοῦτον. 

 Una muestra de este uso es su empleo para la construcción de silogismos (Le Blond 1973: 91), como se observa en el siguiente pasaje.
APo. 94a36
¿Por qué sobrevino a los atenienses la guerra con los medos? ¿Cuál fue la causa de que los atenienses hicieran la guerra? – Que atacaron Sardes con los eretrios: pues eso fue lo que la impulsó primero. Sea guerra sobre lo que se pone A, atacar los primeros B, atenienses C. Entonces B se da en C, el atacar los primeros en los atenienses, y A en B: pues se hace la guerra contra los que faltaron primero a la justicia. Entonces A se da en B, el hacer la guerra en los que empezaron primero; y ese B se da en los atenienses: pues empezaron los primeros. 

También aquí la causa es el medio, a saber, lo que movió primero. La premisa mayor cuestiona una necesidad sociológica, antropológica o ética; la menor es una mera descripción del hecho histórico y es, por tanto, individual y contingente; la conclusión, en consecuencia, debe ser igualmente contingente. La menor es contingente no por el hecho de ser individual, pues en el individuo puede actuar una causa universal, sino porque depende de una decisión política de índole prudencial, invadir a los medos, que no puede estar incluida en un plan general . Relacionado con lo anterior está el uso que se hace en la Retórica de los ejemplos históricos en el discurso deliberativo (siempre orientado hacia el futuro) como criterio de verosimilitud (κατὰ τὸ εἰκός), como una fuente de persuasión que incide en el ámbito de lo que Aristóteles llama τὀ ὡς ἐπὶ τὸ πολύ, «lo que ocurre la mayor parte de las veces».

 G.E.M. de Sainte Croix (1992: 24) argumenta que esta expresión en Aristóteles se refiere a una clase de certeza en la que se basa el conocimiento, que alude a lo que es lo propio de la naturaleza humana (HA 727b29-30 μάλιστα κατὰ φύσιν) que por su propia entidad no puede ser necesario pero del que se puede derivar un conocimiento científico y general, equiparable a la expresión de Tucídides (I 22.4) κτῆμα εἰς αἰεί. 

Es ilustrativo en este sentido otro pasaje de la Poética en la que se relaciona la historia con la verosimilitud.

Po. 1451b28-32
El poeta debe ser creador de argumentos más que de versos por cuanto es poeta en virtud de la imitación y lo que imita son acciones. Y si acontece que se ocupa de cosas que han sucedido no es menos poeta por ello, pues nada impide que algunas de las cosas sucedidas sean tales que hayan sucedido verosímilmente, en virtud de lo cual el poeta se ocupa de ellas. 
 δῆλον οὖν ἐκ τούτων ὅτι τὸν ποιητὴν μᾶλλον τῶν μύθων εἶναι δεῖ ποιητὴν ἢ τῶν μέτρων, ὅσῳ ποιητὴς κατὰ τὴν μίμησίν ἐστιν, μιμεῖται δὲ τὰς πράξεις. κἂν ἄρα συμβῇ γενόμενα ποιεῖν, οὐθὲν ἧττον ποιητής ἐστι· τῶν γὰρ γενομένων ἔνια οὐδὲν κωλύει τοιαῦτα εἶναι οἷα ἂν εἰκὸς γενέσθαι καὶ δυνατὰ γενέσθαι, καθ᾽ ὃ ἐκεῖνος αὐτῶν ποιητής ἐστιν. 


 ues si existe un criterio de verosimilitud en la referencia a los hechos históricos, ésta sería debida a que existe una cierta regularidad en el comportamiento humano que si no está determinada por la necesidad (Mathieu 1995: 71), lo está al menos por lo posible (ὡς ἐπὶ τὀ πολύ), por lo que ocurre la mayoría de las veces.

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